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Editorial de Semanario #1167

El cariño de los padres madura de un modo especial cuando llega ese momento intenso, grande, en el que la esposa susurra, con más o menos poesía, que ya llega el primero. El esposo, de este modo, se da cuenta que empieza a ser papá.

En 69 de cada 100  hogares el jefe de familia es hombre, y los hogares donde la jefa de familia es mujer, es el 28.5% de acuerdo con la Encuesta Nacional de los Hogares del INEGI. La  población actual en México  se estima en 123.6 millones de personas y, en promedio, hay 3.6 integrantes por cada  hogar.

Ser padre, hoy y siempre, es una gracia y un desafío. Cada hijo entra en la vida de los esposos como un misterio por descubrir. ¿Será sano, será bueno, será obediente, me vivirá mucho tiempo?

El escritor jalisciense Eusebio Ruvalcaba, describe que “nuestros padres y nuestras madres, nos cargan de modo diferente. El padre nos levanta por los aires, como el primer paso para lanzarnos al mundo; la madre nos carga y nos aproxima a ella, hasta acogernos en su regazo y en sus brazos, como evitando la partida de la casa”.

Muchos recordamos que nuestros padres nos cargaban sobre sus hombros, por encima de ellos, para ver el mundo, como para que nos brotaran las alas, para que nos asomáramos al mundo que nos esperaba.

En la actualidad ser papá en México, reviste una gran cantidad de retos y desafíos. Anhelos y tragedias se suceden cotidianamente en las familias mexicanas. Los anhelos de un papá en los tiempos actuales, es que sus hijos puedan acceder a la educación universitaria,   que formen una buena familia, que obtengan un empleo, que accedan a una vivienda digna y que tengan la posibilidad de acceder a los servicios de salud.

El Instituto de Investigaciones para el Desarrollo con Equidad (Equide), de la Universidad Iberoamericana, señala que el salario mínimo para una familia mexicana debería ser de 353 pesos diarios. Cada integrante del hogar, en el que se incluyen los hijos, tendría que ganar 4 mil 760 pesos al mes para que en total tuvieran ingresos por 19 mil 41 pesos. 

Para un padre de familia, el que un hijo le pida algo razonable y no poder dárselo, es todo un problema. Hoy, el sentimiento de inseguridad, la violencia cotidiana,  el secuestro y la desaparición forzada, aparecen como tragedias cotidianas en el imaginario social de los padres de familia. Se preguntan cómo  enfrentar estas situaciones de gran alcance social.

La primera línea que divide el bien  y el mal, la marca el padre. Lo que él hace, lo que él dice, lo que él afirma, lo que él niega; en lo que cree, de lo que reniega; si bebe o no bebe; si en la mujer admira más la belleza, que la inteligencia; todo esto lo observan los hijos e hijas. Eso nutre el corazón de los hijos, y esa imagen los acompaña el resto de su vida. En su catequesis sobre la familia, el Santo Padre pidió a los papás del mundo que imitaran a la familia de Nazaret, “sean para sus hijos como San José: custodios de su crecimiento en edad, sabiduría y gracia. Custodios de su camino, educadores. Caminen con ellos, y con esta cercanía serán verdaderos educadores”.

@arquimedios_gdl

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