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Armando González Escoto

No sé desde cuándo comenzaron a usarse los informes parroquiales, ni si son quinquenales, como los informes “ad limina”, pero su introducción debe haber marcado una diferencia enorme.

Y es que la información periódica sobre una parroquia proporciona una notable cantidad de datos que facilitan tomar del pulso de la comunidad, eso incluye conocer su grado de crecimiento en forma y fondo, el tipo de habitantes y sus adhesiones religiosas, los proyectos pastorales desarrollados y sus resultados en los diversos campos de acción de la Iglesia, la manera en que el modelo de parroquia establecido por la diócesis se está aplicando, sus aciertos y sus logros, los perfiles observables en los líderes laicos, las redes de influencia operantes en el territorio parroquial, también las redes negativas, los liderazgos seculares, las mecánicas que actúan dentro y fuera de la comunidad, etcétera.

Este tipo de información se desarrolla en diversas dependencias del gobierno y de la empresa, con la diferencia de que en las de gobierno es un mero formalismo, pues, al fin y al cabo, es muy común que cada nuevo encargado que llega a una oficina, acostumbre comenzar de nuevo, tirando a la papelera cuanta información útil le pudieran haber dejado. Esta actitud obedece a que le importa poco su trabajo, la obtención de resultados, la mejora continua. Lamentablemente muchos burócratas solamente están ahí para obtener un salario y dejar pasar el tiempo haciendo nada, en la feliz espera de la jubilación.

En alguna ocasión sucedió que, avisado un funcionario de que pronto sería relevado, creyó deber suyo escribir un informe pormenorizado de cuanto había sucedido en su área, pensando que se lo solicitarían, pues su anterior empleo había sido en una empresa importante. Nadie le pidió otra cosa que las llaves de su oficina, vaya ni siquiera el inventario.

En el mundo empresarial las cosas son muy distintas, al menos en las empresas exitosas, debido a que el empresario sí ama su negocio, su trabajo le ha costado, y por ello suele ser exigente y diligente a la hora de mantener la continuidad de los proyectos y los informes a detalle de los procesos y los resultados, ahí nadie “nada de muertito”, ni se administra el trabajo como Dios les dé a entender.

Los informes sobre la marcha de cualquier organización suponen equipos de personas dedicadas a su estudio y análisis en aras de tomar las mejores decisiones, de otra manera no valdría la pena ponerse a escribirlos. Este trabajo se orienta también a identificar el perfil más idóneo de quien ha de hacerse cargo de una responsabilidad, reflejando a la vez el genuino interés de los organismos tanto por el trabajo realizado por quien deja un puesto, como por las personas que han recibido el servicio. El otro camino es más fácil, es al “ahí se va”, o dicho en cristiano: “a la buena de Dios”, como si Dios alguna vez actuara de tan irresponsable manera.

armando.gon@univa.mx

@arquimedios_gdl

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