upc4

Hemos iniciado el tiempo de Adviento, tiempo de preparación al nacimiento de Jesús. La Palabra
de Dios tiene, en una invitación clara, un común denominador: “Velen y estén preparados porque no saben qué día va a venir el Señor!” (Mt 13,33).
Nos puede suceder que estamos ocupados en las urgencias y necesidades de nuestro diario vivir, en allegarnos el pan, en velar por nuestra salud y de la que nos rodean, en la presión de pagar compromisos; es posible que estemos inmersos en todo lo que sucede a diario, pero que no nos demos cuenta
de que Dios ya entró en nuestra historia, que está cerca y en lo profundo de nuestra vida, que vino y que vendrá definitivamente cuando termine la historia y cuando termine nuestra vida. Solo el que está atento y vigilante puede percatarse de esta presencia del Señor.
Dios va a venir al final de nuestra vida para salvarnos. Es importante que estemos conscientes de su presencia, porque si vivimos como si el Creador no existiera, nos permitiremos toda clase de comportamiento, como sucede ahora.

¿Cuántos valores fundamentales hemos perdido para vivir como seres humanos, para convivir en sociedad?

Hemos perdido muchos valores que nos hacen solidarios, que nos hacen trabajar y vivir como hermanos. Hemos perdido mucho respeto, por ejemplo, a la naturaleza, y lo mismo nos da contaminar el aire, el agua, etc., sin darnos cuenta que nos hacemos daño a nosotros mismos.

Hemos perdido el respeto a la vida y a la dignidad de las personas. Por eso vivimos muchos
conflictos en el interior de nuestra familia, en nuestra convivencia, y por eso estamos en una constante confrontación y división entre nosotros.

Se hace necesario que sepamos que Dios está viniendo a nuestra vida y que vendrá para salvarnos.
“Ya es hora de que despertemos del sueño” (Rm 13,11), dice san Pablo, porque el Señor está más cerca desde el día en que comenzamos a creer. Por eso es importante que dejemos las obras de las tinieblas (egoísmo, vanidad, el pleito, la venganza, la división) y nos esforcemos por practicar las obras de la luz (el bien, el favor, el perdón), que nos renovemos ante la certeza de la venida del Señor.
Estamos lejos del ideal de establecer la paz en el mundo, que era lo que anunciaban los profetas y que Jesucristo vino a realizar, para restablecer la justicia y la convivencia de los pueblos.
No olvidemos que los mexicanos somos una familia, somos hermanos y, en lugar de confrontarnos, debemos unirnos y buscar cómo, los que tienen necesidad, ponerlos al nivel que todos merecemos. Pero confrontándonos no vamos por el camino del bien y de la justicia, sino que vamos por el camino
de la destrucción.
La suerte de los hermanos que sufren es nuestra suerte, y tenemos que solidarizarnos, no confrontarnos, porque el Señor vino para unirnos, no para que estemos peleándonos.

Entremos en este tiempo de Adviento con una invitación muy concreta, a que nos demos cuenta de que Jesús está viniendo a salvarnos. ¿Qué disposición tengo para acogerlo?, ¿qué puedo cambiar y mejorar en mi vida para que la venida del Señor sea verdaderamente salvadora para mí?


Yo les bendigo en el Nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo.

@arquimedios_gdl

TE INVITAMOS A FORMAR PARTE DE LOS

Comunicadores Parroquiales

Los cuales promueven la Pastoral de la Comunicación en sus Parroquias

Dirección

"En la Iglesia tenemos urgente necesidad de una comunicación que inflame los corazones, sea bálsamo en las heridas e ilumine el camino de nuestros hermanos y hermanas"

Papa Francisco

Copyright @2023 – Todos los Derechos Reservados.