Pbro. Antonio Gutiérrez Montaño
Entre la poca fauna y flora que se puede apreciar en torno al Centro Eremita Diocesano, situado en Los Pueblitos (Km. 26 carretera Guadalajara-Colotlán), en donde se impone el silencio y se invita irremediablemente a la reflexión y a la profundización interior, se llevó a cabo un encuentro del Cardenal Francisco Robles con sus Obispos Auxiliares, el Vicario General, el Secretario Canciller y los Vicarios Episcopales, la mañana del martes 17 de mayo, en un ambiente específico e inmejorable para tratar asuntos pastorales en tiempos de pandemia.
Por una parte, cómo no escuchar toda la serie de novedades, inquietudes, expectativas, ocupaciones y preocupaciones que ha traído el Covid-19 y sus implicaciones en la tarea evangelizadora de las comunidades ahí representadas por los propios Vicarios.
Iniciativas de orden profético, litúrgico y social; pendientes administrativos, económicos y laborales; relación y apoyo solidario entre presbíteros…
Por otra parte, las directrices y también preocupaciones del Arzobispo de esta Iglesia de Guadalajara, en este momento inédito y único, poco ordinario, de la vida cotidiana, que ha representado estar confinados, sin culto público, vida sacramental limitada, cercanía virtual, comunicación electrónica, poco personal, etc. Hay que seguir buscando respuestas a la nueva realidad pastoral y compartir lo que se ha hecho, y lo mucho que queda por hacer.
Indicaciones concretas
La intervención del purpurado inició ubicando la situación, “estamos todavía en un tiempo de incertidumbre, y no sabemos cuánto va a durar –dijo-, por lo que, ante esta situación, debemos acompañarnos”.
Esta incertidumbre, además, provoca intranquilidad entre los fieles, algunos de los cuales insisten en que ya se abran los templos para celebraciones Eucarísticas, y a veces su petición es de manera agresiva. Pidió a los Sacerdotes, por tanto, que ayuden a tranquilizar los ánimos desbordados, que ofrezcan una palabra sensata para entender la situación. “Imagínense que se desatara un contagio a partir de una apertura anticipada de los templos. No se la acaba la Iglesia”, argumentó el Cardenal Robles. Insistió: “Hay que ser sensibles, responsables y humildes ante lo que estamos viviendo, y obedientes a las autoridades competentes”.
Por otra parte, reconoció que esta situación ha detonado iniciativas, formas de vivir nuestra fe cristiana de un modo diferente. Por ejemplo, los medios de comunicación, “no son la solución, pero son instrumentos de los que nos podemos servir para hacer llegar a más personas el Evangelio… Todo esto hay que conservarlo, hay que hacerlo bagaje de nuestra riqueza pastoral. Dios nos hace encontrar caminos nuevos de evangelización, hay que discernirlos, que pasen por la reflexión teológica y eclesiológica, para que no haya errores de ninguna índole”.
No caer en supersticiones
Eso sí, hay que evitar utilizar las imágenes, incluida la de Ntra. Sra. de Zapopan, como conjuros, fetiches, amuletos, objetos de magia o para ponerlas a prueba. Ni las imágenes, y menos los Sacramentos, son propiedad personal, ni están sujetos a criterio personal. No son productos comerciales adaptables, son un don que no podemos manipular o ajustar a nuestro antojo.
Sobre la comunión de bienes entre Presbíteros, señaló que hay que buscar la mutua solidaridad, y si algún Padre está pasando necesidad, que presente su situación a la Economía de la diócesis y recibirá apoyo. Es el momento de crear otras formas de fraternidad, indicó, sobre todo para conocerse más. Y esta solidaridad que se ha manifestado en muchos, se quede de manera permanente.
La Comunión Eucarística y la comunión de la torta ahogada cerraron el encuentro.