Desarrollo Espiritual,
XV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO, Ciclo C, 14 de Julio de 2019.
¿Me doy cuenta que amar implica desgastarse e incomodarse?
Pbro. Sergio Arturo Gómez M. / Pbro. José de Jesús Suárez A.
¿QUÉ NOS DICE DIOS EN ESTE DOMINGO?
Deuteronomio 30, 10-14: Dios nos llama a entrar en proceso conversión y de obediencia a sus mandamientos… No son imposibles de cumplir y están cercanos a nosotros… Incluso la Palabra de Dios está en nuestros labios y corazones para que podamos cumplirla…
Salmo 68: Dirijo mi corazón a Dios porque sé que Él es bueno y me ama y me salva… Él escucha a los sufrientes y oprimidos… Los que aman al Señor y lo sirven gozarán de su protección…
Colosenses 1, 15-20: Cristo hace visible cuán cercano es Dios Padre para su pueblo… Dios creo todo por Cristo y para Cristo… Jesús es la cabeza de la Iglesia; de todos aquellos a quienes salva y trae la paz mediante su muerte en la cruz…

Lucas 10, 25-37: Para alcanzar la vida eterna no es suficiente con saber que debemos amar a Dios y al prójimo… Tenemos que transformar ese amor en acciones muy concretas a favor de otros, incluso cuando teniendo que salir de nuestra zona de confort o se trate de enemigos nuestros…
REFLEXIONEMOS JUNTOS:

Todo el Evangelio de hoy es la respuesta de Jesús a la pregunta de un maestro de la ley: “¿Qué debo hacer para alcanzar la salvación?” Jesús le ayuda a profundizar cuestionándolo, hasta que cae en la cuenta de que la respuesta correcta no es teórica sino práctica: para salvarse hay que amar y el verdadero amor exige sacrificio, donación, salir del propio programa, ir más allá de los límites tradicionales… El maestro de la ley andaba realmente perdido en su búsqueda… La respuesta de Jesús no es simple y es una enseñanza para todos los que alguna vez nos hemos preguntado: ¿Qué debo hacer para ir al cielo? ¿Sé amar de verdad comportándome como prójimo de los caídos a las orillas del camino de mi vida?
En la primera lectura se nos invita a convertirnos; a darnos cuenta que es en el corazón donde están los mandamientos de Dios… Si aprendemos a percibir la realidad y a las personas desde el corazón, lo haremos desde la perspectiva de Dios… Vale la pena preguntarnos: ¿Cuándo veo a las personas qué veo en ellas? Potenciales rivales, gente peligrosa o loca, posibles víctimas… o, ¿vemos prójimos, amigos y hermanos, gente valiosa y con posibilidades de crecer y de ser santas?

Vivimos en un mundo necesitado de conversión. No se necesita mucho para darnos cuenta cómo nos vemos unos a otros en la política, el comercio, la educación, en el mundo laboral, entre vecinos y hasta en las familias… Nos hace falta aprender a ver a los otros desde el corazón convertido; es preciso que veamos a los otros como Dios lo hace…
Ciertamente, vivimos en un mundo donde reina la sospecha de unos para con los otros… La sospecha me hace guardar distancia por prudencia, por precaución… No es sencillo interpretar correctamente la realidad… Veamos unos ejemplos:
• Una madre es llevada al lugar donde mataron a su hijo y, al llegar, grita repetida y desesperadamente: “Es mi Bebé, es mi Bebé”… A su ‘bebé’ lo mataron porque fue sorprendido robando con violencia… ¿Puedo experimentar simpatía por esta madre que sufre? ¿Puedo portarme como prójimo de los distintos implicados?

• Hay opiniones encontradas entre las personas de un pueblo en relación a la presencia y acción de un narcotraficante que ha llegado a vivir entre ellas: unos dicen que es bueno porque reparte dinero y por eso deben incluso protegerlo; otros dicen que es malo porque envenena a la juventud con estupefacientes… ¿Consigo verlo como un hombre caído a la orilla del camino? ¿Cuántas víctimas puedo ver en esta situación?
Necesitamos hacer un trabajo de reflexión que nos ayude a clarificar nuestras razones internas que nos dificultan o impiden acercarnos libremente a los demás para amarlos, cuidarlos y curarlos… El verdadero amor cuesta; el samaritano se acercó al herido, se compadeció, lo curó y lo cuido, gastó sus recursos en él, se hizo ayudar por otros para devolverle la salud plena… ¿Yo qué hago por los heridos, pobres, (in)migrantes, enfermos, ancianos, drogadictos, desempleados y marginalizados que encuentro por el camino?

Este trabajo de reflexión nos debe capacitar para ver a los demás más allá de las apariencias; no sólo verlos desde nuestro corazón, sino ver su corazón, es decir, lo que llevan cargando, cuál es su historia y cuáles sus luchas: Hay personas que fueron abandonadas desde su infancia, hay quienes luchan por superar una depresión o una adicción, otras fueron traicionadas, etc… Procura imaginar cómo trataremos a estas personas cuando veamos sus corazones heridos desde nuestro corazón convertido… ¿Me esfuerzo por ver más allá de las apariencias? ¿Qué creo que piensa y siente Dios por estas personas?
El asunto no es saber quién es mi prójimo, sino cómo ser prójimo para los otros… No se trata de descubrir quién es bueno y quién es malo, sino quién se comporta como prójimo haciendo el bien a otros invirtiendo su tiempo, su dinero y su persona, aunque le cueste y le duela… ¿Qué nos estorba para ver al otro como Dios quiere y para portarme como su prójimo? ¿Tengo miedo a lo desconocido, a mi propia fragilidad o a ser expuesto? ¿Compito desmedidamente con todos o sé colaborar para encontrar soluciones junto otras personas?

La Palabra de hoy nos reta a que nos esforcemos en profundizar lo que significa el verdadero amor al prójimo y así nos podamos acercar a curar las heridas del otro… ¿Cómo puedo hacer el bien incondicionalmente y a la vez cuidarme? ¿Cómo puedo seguir siendo un cordero que anuncia la Palabra entre lobos? ¿Cómo puedo salir de mi torre de bienestar y exponerme en el mundo real? ¿Quiero salir de mi indiferencia ante el dolor en el mundo?
PARA ESTA SEMANA TE PROPONEMOS ALGUNOS EJERCICIOS:

1. Te invitamos a “observar” a algunas personas de tu día a día…
¿Qué descubres en sus gestos y señales corporales?
¿Descubres señales de Dios que te invitan a portarte como un buen prójimo con ellos?
Sigue observando… para seguirte convirtiendo más…
2. Durante esta semana, en tu oración, Pídele al Señor que te ayude a vencer tus miedos para acercarte a las personas caídas; que sane tu corazón indiferente para que puedas sanar a otros con misericordia… Que te ayude a poner en práctica su Palabra de vida…
(Si esta ficha te ayuda, compártela)
Esta ficha, así como las de los domingos anteriores, la puedes encontrar en arquimediosgdl.org.mx, pestaña de “cultura y formación” y “desarrollo espiritual”.
Buenísimas las fichas muchas gracias !!
Son coleccionables!!