Las condiciones del transporte público en la ZMG son una aberración a las medidas de salubridad para prevenir los contagios por coronavirus.
David Hernández
Sucio, caro y malo son tres adjetivos que utilizan constantemente los ciudadanos para describir el transporte público de Guadalajara.
De acuerdo al Secretario de Salud Jalisco, Dr. Fernando Petersen Aranguren, el transporte público es el segundo sitio más propenso, después de un hospital, donde las personas pueden contraer el virus del COVID-19.
“Es muy importante manejar los protocolos pero también es muy importante entender que si la gente sale sin necesidad lo que estamos generando es aglomeraciones. Hemos publicitado y hemos insistido en que el transporte público está haciendo sus desinfecciones, están haciendo sus lavados cada que llegan a las terminales, pero la aglomeración es la que es muy importante”, declaró.
Número de pasajeros trasladados en Abril del 2020* por el Macrobús y sus rutas alimentadoras.
Ruta | Unidades | Pasajeros |
Macrobús | 40 (Lunes a viernes) 26 (Sábados y domingo) | 984,098 |
Alimentadoras | 80 (Lunes a viernes) 73 (Sábados y domingos) | 369, 210 |
*Fuente: Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
Sí limpian, pero no desinfectan
Una de las normas estipuladas en el Plan Jalisco para la Reactivación Económica es que los usuarios del transporte público deberán portar cubrebocas, mientras que las unidades serán sanitizadas cada vuelta en las bases de las rutas.
En un recorrido que realizó Semanario a la base del Macrobús, ubicada en la estación Fray Angélico en la colonia Miravalle, nos percatamos de que efectivamente las unidades eran aseadas. Sin embargo, también observamos que con una misma franela “desinfectaban” tanto los asientos como los tubos de la unidad. Este procedimiento no tardaba más de 5 minutos.
Posteriormente nos acercamos a la base de las rutas alimentadoras que se encuentra a un costado, observamos que en una barrica tenían varias franelas remojadas en agua sucia, de ahí sacaban una para limpiar los asientos y tubos de las unidades y al concluir la volvían arrojar a la misma cubeta sin antes haberla lavado.

Un chofer de las rutas alimentadoras accedió a darnos alguna declaración sobre los protocolos de limpieza, con la condición de no mencionar su nombre y de que la entrevista se realizara fuera de su horario laboral.
“Me dieron un cubrebocas y una botellas con gel antibacterial para mí, pero no hay gel para los usuarios. ¿De qué sirve limpiar la unidad si en la segunda parada se sube alguien con el coronavirus? Esa persona va contagiar a todos” señaló.
Actualmente, ninguna estación del Macrobús cuenta con un tapete sanitizante.
“Al principio lo estaban haciendo bien, ahorita ya están haciendo un atascadero”.
Chofer de una ruta alimentadora del Macrobús.
¿Y Susana?
El viernes 12 de junio Semanario realizó otro recorrido por la ruta 645 Prepa 13, en una hora pico (8:00 a.m.). Conforme fue avanzando la unidad se iba llenando, a tal grado que se vio rebasada en su capacidad.
El chofer solo gritaba a los pasajeros “recórranle, por el medio hay espacio”. Incluso abrió la puerta trasera para que más personas pudieran ingresar. Las personas que entraron por la parte de atrás enviaron su dinero, pasando sus monedas y boletos por al menos 8 personas.

Mucho ruido y pocas nueces
Esta experiencia de movilidad nos hace coincidir con la declaración del secretario de salud, Fernando Petersen, de que el transporte público es una fuente de contagio, pues no se cumplen ni la sana distancia, ni la sanitización y se observa el uso incorrecto del cubrebocas por parte de los usuarios.
La incapacidad del sistema de transporte público quedó al descubierto una vez más durante esta pandemia, ahora por su falta de higiene y la pomposa ruta-empresa que fue anunciada, junto con la nueva tarifa, como una solución para los múltiples problemas de movilidad que viven los pasajeros a diario, aún sigue siendo en el fondo la relación del hombre-camión.