Por: Fernando D’Sandi La necedad humana alcanzó límites jamás imaginados. Nadie ve, nadie escucha, todos actúan impulsados por un espíritu hueco y vacío que …
"En la Iglesia tenemos urgente necesidad de una comunicación que inflame los corazones, sea bálsamo en las heridas e ilumine el camino de nuestros hermanos y hermanas"