Los trabajos de la Línea 3 alteraron el suelo del templo, bastaría un sismo de 4 grados para derrumbarlo, afirman expertos.
David Hernández
Luego que la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) declarara en días anteriores que las obras de la Línea 3 del Tren Ligero no afectaron la integridad del Templo de San Francisco, ubicado sobre el Paseo Fray Antonio Alcalde y Av. Revolución, la Orden Franciscana y un grupo de ingenieros expertos afirmaron, con estudio en mano, que el inmueble histórico está al borde del colapso.
En rueda de prensa, el Doctor Alfredo Varela, restaurador de monumentos históricos, aseveró que la causa principal del daño está en la alteración del suelo, por lo que bastaría un ligero desplome en el muro oriente o poniente para que la bóveda se abra y se derrumbe.
Cuando se venga un sismo de más de 4 grados esto va a tener una serie de aceleraciones y de vibraciones y ya no lo va a resistir, entonces la parte en la que estamos nosotros y la cúpula se va a venir, se va a colapsar
Dr. Alfredo Varela, restaurados de monumentos históricos
Partieron el templo en cuatro
Por otra parte, el Ingeniero Guillermo Aceves, perito de seguridad estructural, señaló que la constructora a cargo de la L3 quiso consolidar la masa de suelo de la zona para que la tuneladora pasara sin complicaciones, por lo que hizo una inyección de concreto en las cimentaciones, sin prever que eso generaría un problema de hundimiento en el templo.
“En la esquina nororiente del templo se propició un asentamiento de un centímetro y este asentamiento nos partió el templo en cuatro y apareció una grieta longitudinal y una grieta transversal”.
Esta inyección de concreto solo se hizo en una cuarta parte del suelo del templo, por lo que una fracción del inmueble se encuentra sobre cimentación rígida y otra en cimentación flexible, dejándolo en vulnerabilidad sísmica.

Monitoreo a medias
Asimismo, el Ingeniero Salvador Lazano, especialista en suelos, afirmó que el monitoreo que realiza la SCT sobre el templo es insuficiente, ya que las topografías no consideran el movimiento del tren.
“Para mí no es creíble ese análisis. Había el compromiso de que una vez que entrara en funciones la Línea (Tren Ligero) se estuviera monitoreando la estructura, y por monitorear no solo me refiero a la topografía, se habría que estar haciendo ya monitoreo de vibraciones, desplomes. El frenado y aceleración del tren producen vibraciones que afectan la estructura y no se están monitoreando”, dijo.
Oídos sordos
Desde hace cuatro años el templo se encuentra cerrado al público. Para que el Ayuntamiento de Guadalajara autorice la apertura del inmueble necesita un documento firmado por algún responsable del INAH o de la SCT donde garanticen que no hay inconvenientes en la estructura y solicitar así la habitabilidad del inmueble.
Hasta el momento ninguno de las instituciones se ha atrevido a emitir un documento de esa índole, por lo que solicitan al gobierno federal que se transparente la información sobre los estudios de suelo realizados, además de la bitácora donde se documente la construcción y, de encontrarse anomalías, hacerse responsables de los daños para entregar un proyecto ejecutivo integral.
Si los que construyeron la Línea 3 sabían que estaban en un suelo de condiciones precarias y no hicieron nada, qué pena, fueron negligentes. Y si los que hicieron la consolidación del suelo, lo intervinieron y no sabían las condiciones tan inestables del suelo, qué pena, fueron unos ignorantes.
Ing. José Carmona, consultor en geotecnia y ex Secretario de Desarrollo Urbano.