
SEM. HERIBERTO ARREOLA
Permanecer cercano a nuestros familiares durante este tiempo es un regalo de Dios. Después de gastar meses estudiando, y creciendo en experiencia pastoral en otras comunidades, llega el tiempo de volver a casa, descansar y recuperar fuerzas para afrontar el año venidero. Cada seminarista lo hace de manera distinta, algunos pueden quedarse en casa y disfrutar la compañía de sus papás y hermanos, otros aprovechan su tiempo haciendo visitas a lugares que nunca había conocido, y unos más hacen una perfecta combinación de los dos escenarios anteriores. Independientemente del caso, cada uno va cargando energía para iniciar el nuevo curso que está a pocos días de iniciar.
Mis vacaciones han sido muy divertidas. He podido disfrutar de muchas actividades diferentes. Primero, ayudé en casa a mi mamá a restaurar su jardín. Cortamos árboles, plantamos plantas nuevas, recuperamos el césped, demolimos unos muros innecesarios y adaptamos el lugar para pasar una tarde agradable en el jardín trasero. Fue una gran experiencia porque compartimos ideas y pasé un gran momento de calidad con mis padres.
En la segunda parte de mis vacaciones, organizamos en mi parroquia la Semana de la Juventud. Compartí experiencias con jóvenes de mi comunidad, juntos crecimos en la fe y en la fraternidad. Cada tema que desarrollamos, nos fue adentrando a una experiencia de cercanía, de amor al prójimo. Al final de la semana, cada uno de nosotros nos fuimos con recuerdos maravillosos, con la esperanza de crecerlos el próximo año.
Pasé la tercera parte de mis vacaciones en casa. Pasé tiempo con mi familia y amigos. Solía reunirme con ellos por las tardes y en las noches salíamos a cenar a algún lugar. En esa semana comenzaron las fiestas patronales en mi parroquia, así que, ponen muchos puestos de comida para poder saciar el hambre. Este es el tiempo en que muchas personas llegan al pueblo para poder celebrar con gran fervor la fiesta al Señor de la Misericordia.
Finalmente, esta semana ha sido muy atareada. Los trabajos en la parroquia han incrementado por el novenario y el aumento de fieles en las naves del templo parroquial. Al final del día, es una experiencia inigualable el poder compartir con ellos tiempo para el Señor.
En general, han sido unas vacaciones muy divertidas y relajantes. Me ha sentido muy bien y he disfrutado cada momento. Estas vacaciones me han recordado lo importante que es pasar tiempo con mis seres queridos y hacer cosas que disfruto.