Luis Ángel Ramírez Ramírez (3ero de filosofía)
21/08/2022
Al finalizar cada curso en el Seminario, los seminaristas somos enviados a la misión. El tiempo de misiones para los seminaristas es un tiempo de entrega en el que, después de todo un curso dedicado al estudio, a la oración y al apostolado sabatino, entre otras actividades, somos enviados a una Parroquia especifica de la ciudad o de algún pueblo para evangelizar y catequizar, según la necesidad de la zona.
En la mayoría de los casos, la misión se lleva a cabo en los pueblos donde, tal vez, se encuentra la mayor necesidad de evangelizar debido a la cantidad de comunidades que atiende un solo Sacerdote o pocos Sacerdotes. Sin embargo, no menos cierto es que en la ciudad también existe esa necesidad, la necesidad de llevar el amor de Dios a los demás, de hablar y dar a conocer a un Dios que está próximo a sus hijos, en cualquier lugar, en cualquier tiempo y en cualquier situación. De tal modo que, si todos necesitamos de este Dios, la misión puede llevarse a cabo en cualquier lugar, y en esta ocasión compartiremos una experiencia de misión en pueblo.
JOCOTEPEC, LINDO Y QUERIDO
A quien escribe, le tocó la oportunidad de asistir al bello pueblo de Jocotepec, en donde se encontró con una feligresía ciertamente fervorosa en la comunidad parroquial de El Señor del Monte.
En este pueblo en particular, el trabajo para los Sacerdotes es arduo, y en 3 semanas el Seminario estuvo presente a través de 13 seminaristas, dos diáconos y un Sacerdote que estuvimos apoyando en diferentes sectores de este pueblo extenso.
Particularmente, tuve la oportunidad de visitar la comunidad de La Purísima, en donde –en medio de pláticas y comidas– compartí diferentes temas sobre la misericordia. Me encontré con muchos corazones cercanos a Dios, otros no tanto y otros hasta indiferentes. Sin embargo, esto pone de manifiesto que la necesidad de Dios nunca termina. Cada ser humano, cada persona, tiene un corazón hecho para Dios, para que su Creador habite en Él, y en la misión es momento oportuno para predicar a ese Dios que quiere acercarse a sus hijos. SEMILLERO 21 agosto de 2022 17 Una vivencia en particular con un joven llamado Jesús, que me externo muchas dudas, fruto de un corazón que busca realmente a Dios, me hizo reflexionar ampliamente sobre la vocación sacerdotal y su papel en el mundo actual. Los corazones necesitan Sacerdotes formados más en el intelecto que en el sentimiento, Sacerdotes capaces de dar respuesta a las inquietudes profundas y existenciales de las personas que buscan a Dios en sus problemas más cotidianos.
La Iglesia de Cristo necesita pastores, sí, con olor a oveja, pero también pastores que sepan guiar en la verdad. Sin duda, una experiencia tan motiva y edifica para tener una formación a conciencia en el Seminario y saber que Dios es quien sostiene a quien llama. Agrego, además, que encontrase con Sacerdotes tan trabajadores como los que atienden esta comunidad, y todo Jocotepec, es algo edificante para quien busca el sacerdocio, siendo llamado por Dios. Son pastores que impulsan a responder con generosidad y hacen crecer en la entrega actual y futura en un ministerio que, si bien es arduo y desgastante, es mayormente sostenido por Cristo que forma otros “Cristos” para servir a su esposa la Iglesia.
Nos encomendamos a su oración para continuar en este camino de formación y servir en cada misión para formar un corazón como el de Cristo Buen Pastor, que da la vida por sus ovejas.