Semana Santa 2022
Con buena participación de fieles, se retomaron las actividades presenciales en la Catedral Metropolitana. Cientos de personas siguieron la transmisión especial mediante los medios de comunicación y redes sociales.
Sonia Gabriela Ceja Ramírez / Fotos: Carlos Zepeda
Luego de dos años de que las actividades de Semana Santa en la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción, de la Arquidiócesis de Guadalajara, se realizaran a puerta cerrada a causa de la pandemia, y luego de que se retomaran con un número reducido de fieles, en este 2022 las condiciones
fueron propicias para que los aforos se abrieran al cien por ciento en los templos y pudieran llevarse a cabo las celebraciones litúrgicas, culturales y de piedad popular que caracterizan a la Semana Santa.
MISA CRISMAL
El jueves por la mañana, como es tradición, cientos de Sacerdotes se reunieron en torno a su pastor, el Cardenal José Francisco Robles Ortega, Arzobispo de Guadalajara, para renovar sus promesas sacerdotales dentro de la Misa Crismal, que tradicionalmente se celebra en todas las diócesis del mundo en el día que Cristo estableció el sacerdocio.
Durante la ceremonia, además, se bendijeron los óleos y el santo crisma que se reparte a las Parroquias para que, durante el año, celebren los sacramentos del Bautismo, la Confirmación y la Unción de los Enfermos.

Además, mención especial merecieron los Sacerdotes que en este año
celebran 50 o 25 años de ministerio sacerdotal.
En la ceremonia, el señor Cardenal estuvo acompañado de sus Obispos
Auxiliares.

LA CENA DEL SEÑOR
El mismo jueves, a las 6 de la tarde, como pauta de inicio del Triduo Pascual, el Cardenal Robles presidió la Misa de la Cena del Señor, en la que se conmemora la institución de la Eucaristía.
Durante la ceremonia, el Arzobispo de Guadalajara lavó los pies a 12 seminaristas menores.

VIERNES: PASIÓN Y MUERTE DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO
A las 5 de la tarde, el Cardenal José Francisco Robles Ortega presidió en la
Catedral Metropolitana el Oficio de la Muerte del Señor, en la que se presentaron las súplicas por todos los hombres.
La adoración de la cruz se realizó al final del acto litúrgico, y únicamente se
permitió a quienes pasaban delante de la cruz, hacer una reverencia, sin besarla, pues todavía se guardan las medidas sanitarias derivadas de la pandemia.

¡QUÉ NOCHE TAN DICHOSA EN QUE SE UNE EL CIELO CON LA TIERRA!
La noche del sábado comenzó con la penumbra que inundaba a la Iglesia
Catedral, en el interior todo era silencio, y a las afueras de la puerta principal se bendijo el fuego nuevo.
Después, ya en el interior, la luz del cirio bendito, que representa la luz de
Cristo, se fue compartiendo y expandiendo, colmando de luminosidad
al recinto. Luego de las tradicionales lecturas abreviadas, se hizo la luz y se
cantó el Gloria, como símbolo de la Resurrección. Durante la celebración
se bendijo también el agua.
