Al caminar sobre las aguas turbulentas del lago y al auxiliar a los discípulos en dificultad, por la violencia del viento contrario, Jesús les revela su identidad profunda, es decir, su naturaleza divina.
"En la Iglesia tenemos urgente necesidad de una comunicación que inflame los corazones, sea bálsamo en las heridas e ilumine el camino de nuestros hermanos y hermanas"