José Andrés Guzmán Soto
El mundo que Bauman denomina “líquido” es porque como todos los líquidos, no se mantiene inmóvil ni conserva mucho tiempo su forma. Es este mundo nuestro, donde todo o casi todo cambia constantemente: las modas que mucha gente sigue, los objetos que atraen nuestra atención, los anhelos y los temores, lo que deseamos y lo que aborrecemos, las motivaciones llenas de esperanzas o los miedos que suscitan nuestra preocupación.
Son también cambiantes las condiciones que nos rodean: hoy vivimos una pandemia que modifica constantemente nuestra forma de vivir, trabajar y relacionarnos con los demás; por lo mismo hemos modificado nuestra realidad escolar tanto desde los estudios primarios hasta los universitarios; nos conectamos o desconectamos con algunas personas a través de la mediatización tecnológica con el uso de los teléfonos celulares y otros aparatos que se han convertido en esenciales en la vida de las familias.
Dice Bauman que “Las oportunidades de alcanzar una mayor felicidad y las amenazas de sufrimiento fluyen y flotan a la deriva, van y vienen, cambian de lugar, generalmente de una forma tan ágil y veloz que nos impide hacer algo sensato y eficaz para dirigirlas o redirigirlas, mantenerlas con el mismo rumbo o evitarlas. En síntesis: este mundo, nuestro mundo moderno líquido, no cesa de sorprendernos. Lo que hoy parece seguro y adecuado mañana puede resultar trivial, descabellado o un error lamentable.”
Debemos ser resilientes
Ante esta realidad tan cambiante en este mundo líquido, nosotros, sus residentes y de vez en cuando sus diseñadores, actores y hasta víctimas, debemos estar constantemente preparados para estos cambios, debemos de ser “flexibles”, tolerantes para tener la capacidad de entender estas condiciones de realidad que todos los días nos interpelan y reclaman de nosotros una postura.
Por ello, necesitamos obtener más información sobre lo que ocurre y sobre lo que es probable que suceda en nuestro entorno local y mundial. Afortunadamente, ahora disponemos de un sinfín de formas y Medios de comunicación e información, tenemos Internet y la red global, “autopistas de la información” que nos conectan al instante, “en tiempo real”, con todos los rincones y resquicios del planeta, y todo ello dentro de los prácticos teléfonos móviles de bolsillo o las computadoras, que están a nuestro alcance día y noche y cualquier lugar al que nos desplacemos.
Sin embargo, lo que parece ser una gran ventaja para obtener información que nos ayude a comprender mejor esta realidad tan cambiante y nos lleve a tomar las mejores decisiones, se ha convertido en una pesadilla de desinformación, de saturación de información que amenaza con ahogarnos en este mar de medias verdades, mentiras a medias, noticias falsas, manipulación de datos, imágenes y contenidos.
¿Cómo discernir los mensajes veraces y relevantes del ruido carente de sentido? ¿Cómo inferir los auténticos contenidos de las noticias falsas?
En la algarabía de las sugerencias y opiniones contradictorias, carecemos de una trilladora que nos ayude a separar el grano verdadero e interesante de la paja de mentiras, apariencias, basura y escoria.
Solo con una mentalidad innovadora y una apertura de mente y de corazón seremos capaces de forjar un mundo nuevo.