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VII DOMINGO DE PASCUA

ASCENSIÓN DEL SEÑOR

“USTEDES SON MIS TESTIGOS”

Pbro. J. Jesús Suárez Arellano

¿QUÉ NOS DICE DIOS EN ESTE SÉPTIMO DOMINGO DE PASCUA?

Hechos 1, 1-11: Antes de ascender a los cielos, Jesús confía su trabajo y misión a los apóstoles. El Espíritu Santo les dará la fortaleza necesaria para dar testimonio de Cristo, el Señor, al mundo entero… y no hay tiempo que perder…

Salmo 46: Dios asciende a su trono y es admirable, es el rey de todas las naciones de la tierra

Hebreos 9, 24-28; 10, 19-23: Cristo, nuestro Sumo Sacerdote, nos salvó de una vez para siempre y nos conduce al santuario del cielo… Ésta es nuestra firme esperanza…

Lucas 24, 46-53: Los discípulos son instruidos por Jesús resucitado para que recuerden que:

1.     El Kerigma, su muerte y su resurrección, constituye el mensaje central de la predicación cristiana…

2.     Los envía como “testigos” a todo el mundo para conseguir conversión y perdón…

3.     Sólo podrán realizar esta misión si son revestidos por el Espíritu que es don y fuerza de Dios…

REFLEXIONEMOS JUNTOS:

Celebramos hoy, dentro del tiempo pascual, la fiesta de la Ascensión del Señor a los cielos… No solamente recordamos un acontecimiento pasado sino que lo actualizamos; lo hacemos vida… Porque sabemos que siguiendo los pasos de Jesús y experimentando sus huellas nos capacitamos para ser otros cristos; así podremos hablar de lo que hemos experimentado, podemos ser testigos de lo que nos pasó junto con Jesucristo… y podemos “subir” al cielo también…

En el evangelio de hoy Jesús nos encargó a sus discípulos (y a nosotros) que fuéramos sus “testigos”… Antes de continuar, describamos lo que es ser testigo: una persona que ha estado sumergida en una experiencia a través de sus sentidos y facultades y que puede hablar de sus vivencias en primera persona, con veracidad y sinceridad… Aquellos discípulos podían hablar de lo que habían oído, visto, comido, bebido y tocado con Jesús y de cómo habían experimentado su muerte y su resurrección… ¿Qué experiencia tengo de encuentro con Jesús para poder hablar creíblemente de él?  ¿Qué he experimentado, oído, visto, saboreado del Verbo de la Vida?

Sólo para profundizar un poco más en lo que debe ser un testigo, digamos que en las Escrituras se condena el “falso testimonio”, así como en el derecho se condena también el “perjurio”… Nosotros estamos llamados a dar verdadero testimonio ante nuestros prójimos y familiares y ante el mundo; verdaderos testigos de Cristo muerto y resucitado por nosotros… ¿Doy con mi vida falso o verdadero testimonio de conocer y ser amigo y seguidor de Jesús?

También hay que subrayar que el testimonio se da para convencer a otros de una verdad en la que se cree… Se transmite con firmeza y con la esperanza de convencer a otros… se testifica para convertir al oyente en creyente y, en consecuencia, para que tome posición condenando al culpable y perdonando al inocente… ¿Soy un testigo de Jesús y de su mensaje?  ¿Qué me falta o que me estorba para testimoniar a Jesús?  ¿Descubro partes de la doctrina o del estilo de vida de Jesús que me repugnan o que no me convencen y que no quiero testimoniar?  ¿Seré un cristiano que desconoce a Jesús y que, por lo tanto, no puedo ser su testigo?  ¿Necesito tiempo para repensar mis actitudes cortas o cobardes para convencerme de Jesús y poder defenderlo?  ¿Qué necesito fortalecer en mí para ser un testigo valiente?  ¿En qué deberé ser sacudido, purificado, apretado o incluso “violentado” para llegar a ser, como los discípulos, un testigo fiel y fidedigno?

Parece que se debe realizar un proceso interior para convertirse en testigos; se va aprendiendo y se va desarrollando… luego viene un tiempo de “testimoniar” para el bien de otros lo que se ha ido vivenciando… Parecería como si hoy Jesús estuviese nombrando/graduando a sus discípulos como sus testigos… Pero, eso no significa que ya sean perfectos, pues deben mantener un corazón dócil y dispuesto a dejarse moldear por la acción del Espíritu Santo que continuará enseñándolos, explicándoles, fortaleciéndolos, conduciéndolos, etc.… ¿Yo también quiero “graduarme” de testigo de Jesús y dejarme conducir por su Espíritu?  ¿Soy consciente de que Jesús ha querido necesitarme para seguir haciéndose presente en el mundo de hoy y así continuar su obra?  ¿Estoy consciente de que predico a un crucificado que ha resucitado para confirmar su estilo de vivir y de morir o me gusta predicar sobre otros contenidos más “privilegiados”?  ¿Pido la iluminación y la fuerza del Espíritu para predicar la persona de Jesucristo o prefiero predicar sobre verdades intelectuales?

TE PROPONEMOS LOS SIGUIENTES EJERCICIOS PARA QUE TE ENCUENTRES CON DIOS DURANTE LA SEMANA:

1.     Por todo lo reflexionado, podemos decir que no se puede ser un buen cristiano si no se llega a ser un testigo de Cristo… y, para profundizar, te sugerimos el siguiente y sencillo ejercicio:

a.     Ve a un parque o espacio público… sumérgete en ese lugar… date cuenta de lo que ves, de lo que oyes, de tus sensaciones: la temperatura, el viento, las texturas, los aromas y los sabores al comer y beber…

Intenta transmitirle a alguien tu experiencia dando un “testimonio” lo más fiel posible… Con todos los detalles de lo que viste, lo que escuchaste y las sensaciones físicas que experimentaste… y de cómo te sentiste y de lo que aprendiste sobre ti y/o los demás…

b.     Al practicar tus oraciones o ir al templo o hacer caridad o tu apostolado… sumérgete en esa experiencia… Date cuenta de lo que captas con tu vista, de los sonidos que escuchas, de tus sensaciones físicas: temperatura, el relax o la tensión de tu cuerpo, las diferentes texturas, los aromas y los sabores… También date cuenta de tus pensamientos y sentimientos; de tu diálogo interno y lo que escuchas en tu interior como venido de Dios… ¿Qué estás aprendiendo?  ¿Qué llamados y tareas recibes?

Da “testimonio” de lo que Dios ha hecho contigo durante tu experiencia religiosa…

c.     Compara ambas experiencias y saca tus conclusiones… ¿Qué aprendiste de ti y de Dios?

2.     En tu oración de esta semana, agradécele a Jesús el haberlo conocido y el crecimiento cristiano que has tenido… Además, pídele la fuerza de su Espíritu para que puedas salir de la “comodidad, el estancamiento y la tibieza” (Aparecida 362)… Ofrécete para tener la gracia de ser su testigo cada día a lo largo de toda tu vida…

@arquimedios_gdl

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