Luis Sánchez
Marzo comenzó con distintos hechos de violencia en varios puntos del país que vuelven a poner en duda la estrategia federal en torno al tema de seguridad. La entrega pasada platicamos en este espacio sobre el horror de las imágenes que circularon, en las cuales se aprecia el fusilamiento de personas en San José de Gracia, Michoacán y la limpieza que hicieron miembros del crimen organizado en el lugar de la masacre.
A la fecha no hay detenciones por este hecho, por su parte, la Fiscalía de Michoacán aseguró que no se encontraron cuerpos en el lugar de la ejecución, pero sí indicios de que hubo actos de violencia. En resumen: sin cuerpo no hay delito. En este sentido, las cifras de homicidios y desaparecidos van a la alza y si la tendencia continúa, este sexenio será el más violento de los últimos años, incluido el de Felipe Calderón.
Lamentablemente los episodios de violencia que vivimos en estos primeros días, no son exclusivos de grupos armados o están acotados a los delitos que ocurren en la calle diariamente. Lo ocurrido en el estadio de La Corregidora, en Querétaro, durante el partido de Gallos Blancos vs Atlas, dejó en evidencia un sinfín de acciones en las que se tienen que tomar cartas en el asunto para evitar que algo así vuelva a ocurrir en el fútbol mexicano, pero también en cualquier otro espacio que sea un recinto para la diversión y el ocio de las familias mexicanas.
Los directivos de la liga y de los equipos tienen una serie de responsabilidades en los hechos, debido a que no se garantizó la seguridad de las y los asistentes al partido y que no es la primera vez que un hecho similar ocurre, el tema es que la escalada fue mayor, y aunque no es oficial, algunos aficionados del Atlas, que viajaron a Querétaro, aseguran que hubo muertos a raíz de la golpiza que propinaron aficionados del equipo local.
La falta de rigor en las revisiones, permitieron que los aficionados entraran con objetos punzocortantes, cinturones y otros artefactos con los que agredieron a miembros de la porra rival, la falta de elementos de seguridad y protocolos establecidos, generaron que las cosas se salieran de control y no hubiera elementos que intervinieran para proteger a las personas agredidas, la ausencia de cuerpos de seguridad privada capacitados, que trabajaran en coordinación con las fuerzas locales, por mencionar solo algunas.
¿Y nuestra responsabilidad como afición?
El fútbol es un juego que desata pasiones, genera alegrías, enojo y tristezas, para muchos es lo más importante de la semana y esperan con ansia el próximo partido, pero realmente, el fútbol es lo más importante de lo menos importante.
(entre columnas)
Es imprescindible cambiar la narrativa en torno a esas rivalidades que los mismos equipos fomentan y que los aficionados encarnan desde la tribuna, insultando y agrediendo al equipo contrario. Desde ahí es que la violencia se normaliza y el juego de pelota trasciende a un tema personal, donde se vuelve una válvula de escape para las frustraciones y emociones que se han reprimido durante toda la semana previa al juego o incluso de tiempo atrás.
Las acciones violentas que vimos por parte de aficionados durante el partido Querétaro vs Atlas, son el más claro reflejo de la falta de herramientas que tenemos los hombres para gestionar emociones. Golpear a otra persona hasta dejarla inconsciente, solo por traer la playera de un equipo diferente al tuyo, bajo la excusa de que “los ánimos estaban calientes”, es absurdo e inaceptable, y esconde detrás una serie de emociones reprimidas durante mucho tiempo, que solo encuentran salida a través de la violencia.
Urgen protocolos y sanciones ejemplares para que en ningún estadio se vuelvan a vivir hechos de violencia como los de Querétaro, pero urge más que como afición e individuos nos replanteemos cómo vivimos nuestras pasiones y de qué manera las gestionamos correctamente.
Nos leemos la siguiente semana y recuerda luchar, luchar siempre, pero siempre luchar, desde espacios más informados, que construyen realidades menos desiguales y pacíficas.
lic.luis.sanchez.perez@gmail.com