Jorge Rocha
El fin de semana pasado el presidente Andrés Manuel López Obrador y el gobernador Enrique Alfaro visitaron a los pobladores de Temacapulín para avanzar en los acuerdos al respecto de la presa del Zapotillo. Corrió mucha tinta al respecto de ¿a cuál de los dos mandatarios le había ido mejor o peor?, pero más allá de estas escaramuzas que en lo particular me parecen cada vez más intrascendentes, me parece que es necesario reflexionar en torno a los acuerdos tomados sobre esta obra de infraestructura. A saber:
- Por lo sucedido el domingo pasado, ya queda claro que la presa del Zapotillo entrará en operación y la cortina será de 80 metros.
- El agua que se almacene en dicha presa será para resolver las necesidades hídricas del Estado de Jalisco.
- Hay una promesa de que no se inundarán los poblados de Temacapulín, Acasico y Palmarejo.
- Está a discusión hasta dónde estará el agua de la presa. Los pobladores plantean que a 42 metros y el gobierno de Jalisco dice que puede estar a 60 metros. Estamos hablando que tendrá que negociarse sobre los 18 metros que son la diferencia entre ambas propuestas.
- De lo anterior se derivarán una seria de obras aledañas que den soporte técnico a los acuerdos que en un mes más se deberán de tomar.
- Luego de 16 años de conflicto entre los gobiernos en turno y los pobladores de estas comunidades, se avizora un acuerdo donde ambas partes queden suficientemente conformes.
No es suficiente
La gran pregunta que queda en el tintero es sí esta obra resolverá los problemas de abasto y gestión integral del agua en el Estado de Jalisco. Parece que no. Uno de los errores que desde hace años se han cometido en la entidad es creer que, para un problema con tanta complejidad, la solución llegará con una sola medida.
Los expertos en el tema señalan que para una ciudad con las necesidades de la Zona Metropolitana de Guadalajara se requiere implementar una serie de estrategias que en conjunto pueden resolver este añejo y grave problema, donde solemos ganar tiempo cada vez que llega un buen temporal de lluvias (como este año) donde buena parte de las presas de la entidad llegan a su máxima capacidad y el Lago de Chapala tiene una franca recuperación (al día de hoy está al 70% de su capacidad).
Algunos de los planteamientos que se han hecho hasta ahora, implican la renovación de los sistemas para distribuir el agua en la ciudad, una política muy potente en torno a la implementación de tecnología en los hogares para bajar los consumos de agua (por ejemplo, cambiar los tanques de agua de los excusados), regular el uso de agua para el riego de jardines de ornato, reforestar la ciudad y recuperar los viejos afluentes de agua, entre otros.
Tomar decisiones adecuadas
Ideas y soluciones sobran, lo que hace falta es construir un gran consenso metropolitano que, en una visión que reconoce el acceso a agua de calidad como un derecho humano para todas y todos, decidir cuáles de estas iniciativas se deben llevar a cabo, donde las perspectivas de largo plazo estén claramente presentes y no se busquen resolver sólo las necesidades inmediatas y de corto alcance.
La viabilidad de la ciudad depende de tomar las decisiones correctas en este ámbito.
La implementación de las soluciones será un proceso largo y con fuertes resistencias de los que hasta ahora han salido “ganadores” en la forma como se gestiona el agua, pero en esta agenda es primordial que el criterio que predomine sea el respeto de los derechos de todos a contar con agua de calidad para resolver sus necesidades básicas. No hay otro modo de garantizar un camino que nos conduzca a construir una ciudad cada vez más sustentable y digna.
Posdata
Del 20 al 22 de octubre se llevará a cabo el 14° Foro de Derechos Humanos del Sistema Universitario Jesuita en el ITESO, que tiene como título: “Derechos Humanos, las deudas, las capacidades y las voluntades del Estado”, que tendrá expositores nacionales e internacionales sobre las agendas más acuciantes en esta materia. Las conferencias y paneles podrán ser vistos en la siguiente liga: https://www.iteso.mx/foro-suj.